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Monte Gayubar desde Barbadillo

El valle del Río Arlanza

bajo la atenta mirada del Monte Gayubar

Escápate!

Es tiempo para contemplar, degustar, ...

Respira vida!

Pasea, observa, fotografía,...

Disfruta

de la comodidad con amigos o familia

Acogedora

De piedra y madera, con chimenea

Bienvenidos a casa rural "Antigua fonda"

"No hay goce comparable a éste de respirar aire puro, con el río cantando a nuestros pies, después de más de tres meses de enclaustramiento. Regresamos despacito luego de comer en Barbadillo del Mercado." 5 de Abril 1969 "Un año de mi vida" Miguel Delibes

Ideal para escapadas en familia, de fin de semana o el tiempo que deseéis, tiene capacidad para 10 personas. Dispone de 4 habitaciones, 2 dobles y 2 triples opción de cuna.

El salón con chimenea, sofás y mesa comedor. La cocina dispone de lavavajillas, vitrocerámica, nevera, lavadora, utillaje de cocina y con una gran mesa. Hay 2 baños completos.

Disponemos de un jardín para poder hacer barbacoa.

Situada en el valle del Arlanza (Burgos), se encuentra nuestra casa en un entorno rural apacible y tranquilo invita a disfrutar de una estancia relajada.

Esta villa se asienta en un paraje elevado definido por el río Arlanza y el río Pedroso, además del monte Gayubar. Desde el pueblo se observa el valle del Arlanza, donde se localizan sabinares , que se consideran como los más extensos y mejor conservados de todo el mundo. Algunas de las sabinas del Arlanza superan los dos mil años de vida.

Los orígenes de Barbadillo del Mercado se remontan comenzado el siglo X. Recuerda esta población a Doña Lambra, conocida por el episodio histórico de la muerte de los siete Infantes de Lara. Barbadillo, fué cuna de linajes de abolengo, como los Mayorazgos y los Acuña-Escalona, de cuya riqueza y nobleza fueron muestra sus enormes casonas, bien conservadas en la actualidad. Por sus calles quedan retazos del pasado: se conserva en perfecto estado el rollo, que pone de manifiesto la existencia de un juez en la villa que administraba justicia. Otra mujer ilustre fue Doña Victoria, que según se cuenta, colaboró con el cura Merino como espía pasándole información confidencial del ejército imperial francés.